Fernando IV de Nápoles, más conocido después como Fernando I de las Dos Sicilias, nació el 12 de enero de 1751 en Nápoles y murió el 4 de enero de 1825 en la misma ciudad. Fue hijo de Carlos III de España y de María Amalia de Sajonia. Cuando su padre accedió al trono español en 1759, Fernando heredó los reinos italianos de Nápoles y Sicilia, debido a tratados internacionales que impedían la unión de las coronas de España e Italia en una misma persona.

Ostentó simultáneamente los títulos de:

• Fernando IV de Nápoles (reinó en tres períodos: 1759-1799, 1799-1806 y 1815-1816)

• Fernando III de Sicilia (1759-1816)

En 1816, con la unión formal de ambos reinos, se convirtió en el primer rey de las Dos Sicilias, gobernando este nuevo reino hasta su muerte en 1825.

Durante su reinado enfrentó eventos cruciales como las invasiones napoleónicas. Fue depuesto en Nápoles en 1799 cuando se instauró la efímera República Napolitana y nuevamente en 1806 por Napoleón, quien nombró rey a su hermano José Bonaparte. Fernando se refugió en Sicilia y fue restaurado en Nápoles tras la caída de Napoleón en 1815, coronándose rey de las Dos Sicilias al año siguiente.

Su gobierno fue apoyado inicialmente por ministros como Bernardo Tanucci y después por figuras como John Francis Edward Acton. Participó activamente en las coaliciones contra Francia durante la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas. Gobernó con una política autocrática y enfrentó la presión por reformas y autonomía especialmente en Sicilia, donde se le obligó a conceder la Constitución de 1812.

Se casó primero con María Carolina de Austria, con quien tuvo varios hijos, y luego con Lucía Migliaccio de Floridia.

Fernando I es recordado tanto por su larga permanencia en el trono napolitano como por consolidar el Reino de las Dos Sicilias, uniendo Sicilia y Nápoles bajo un solo reino