La moneda republicana romana constituye uno de los capítulos más fascinantes y complejos de la numismática antigua. Su desarrollo refleja la evolución política, económica y social de Roma desde la expulsión de los reyes (509 a.C.) hasta la instauración del Imperio (27 a.C.).
Antes de la introducción de la moneda acuñada, Roma utilizó formas de intercambio premonetarias como el ganado, el aes rude (lingotes de bronce sin forma definida) y el aes signatum (placas de bronce con marcas). La primera moneda propiamente dicha fue el aes grave, un as de bronce pesado, fundido y marcado con símbolos de valor, que funcionaba tanto como unidad de peso como de cuenta.
El denario (plural: denarii) fue la moneda de plata más emblemática y utilizada de la República Romana, y su historia está profundamente ligada a la evolución económica, política y militar de Roma desde finales del siglo III a.C.
El denario fue introducido alrededor del año 211 a.C., en plena Segunda Guerra Púnica, como parte de una reforma monetaria destinada a financiar el enorme esfuerzo bélico contra Cartago y a unificar el sistema monetario romano, que hasta entonces era diverso y basado en el bronce (el aes grave). Su nombre proviene de su valor original: equivalía a diez ases de bronce, de ahí el término denarius (de deni, “diez” en latín).