Felipe II de España, conocido como "el Prudente", nació en Valladolid el 21 de mayo de 1527, hijo del emperador Carlos V e Isabel de Portugal. Fue preparado desde joven para el gobierno, asumiendo responsabilidades políticas y diplomáticas bajo la tutela de su padre. En 1556, tras la abdicación de Carlos V, Felipe II ascendió al trono y gobernó hasta su muerte en 1598, convirtiéndose en el monarca más poderoso de su tiempo.
Durante su reinado, Felipe II consolidó y expandió un vasto imperio en el que "nunca se ponía el sol", abarcando territorios en Europa (Castilla, Aragón, Navarra, Países Bajos, Portugal, Nápoles, Sicilia, Milán, entre otros), América, África y Asia, incluyendo las Filipinas, bautizadas en su honor. También fue rey consorte de Inglaterra e Irlanda por su matrimonio con María Tudor.
Su política exterior estuvo marcada por conflictos con Francia, el Imperio Otomano (destacando la victoria de Lepanto en 1571), la rebelión de los Países Bajos y la rivalidad con Inglaterra, que culminó en el fracaso de la Armada Invencible en 1588. Incorporó Portugal y su imperio ultramarino en 1580-1581, lo que amplió aún más su dominio.
Felipe II trasladó la capital de la monarquía a Madrid en 1561 e impulsó la construcción del Monasterio de El Escorial, donde falleció el 13 de septiembre de 1598. Su gobierno se caracterizó por la centralización administrativa, la defensa de la ortodoxia católica (aplicando las reformas del Concilio de Trento y reprimiendo focos protestantes y la rebelión de los moriscos), así como por una intensa actividad burocrática y la modernización del Estado.
En el ámbito cultural, fue mecenas de las artes y las ciencias, y bajo su reinado florecieron figuras como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Sin embargo, su reinado también estuvo marcado por crisis financieras, revueltas internas y la llamada "Leyenda Negra", una campaña de propaganda antiespañola que exageró aspectos negativos de su gobierno.
Felipe II murió a los 71 años en El Escorial, dejando un legado de máximo esplendor y complejidad para la monarquía hispánica